lunes, 13 de abril de 2009

UNA ALDEA DE NOCHE...

Hace un momento me sentí a punto de sucumbir al extremo de la hora... Con el peso del sueño sobre todo mi ser... Contemplé la ruta lenta de mis pensamientos y una sensibilidad casi extinta en toda mi piel... Se me hizo tarde para volver a casa... Se me hizo muy noche en las alturas de una aldea algo distante de la ciudad... El silencio era total en un ambiente paralizante. El camino estrecho corría por el medio de las casas. Las ventanas y las puertas seguían una perspectiva irregular. Construcciones sencillas. Pequeñas. Pobres en su mayoría. Los árboles en sus audacias vegetales saturaban la atmósfera. Trepando los cerros vecinos. Asediando las construcciones rurales. Ni una voz de persona alguna. Sobre el rumor de mis pasos en el suelo irregular, los perros incómodos con sus ladridos tediosos. Sin amenaza alguna. Sencillamente denunciando al extraño. Más que por su presencia inusual a esa hora, por sus humores ajenos. Los perros huelen desde muy lejos y gruñen ante lo que les estorba. Así son...
Paso a paso fui llegando al la casucha humilde. Menos mal que había luz...

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