DIÁLOGO ENTRE DOS GENERACIONES...

Esta noche caminaba por uno de los más concurridos corredores que pasan entre los edificios facultativos de la Ciudad Universitaria. Trataba de llegar hasta mi carro para volver a casa lo más pronto posible, después de una jornada más sorteando las vicisitudes de nuestra vida en las actuales circunstancias de nuestro doliente país.
El cúmulo de estudiantes es abrumador. No sólo por el parloteo, las risas y los exabruptos chocantes cuanto inevitables. En la rutina de este ambular, prefiero aislar la mirada ante la intensa movilidad de las imágenes. Lamento no detenerme a observar con la dedicación del caso las atractivas figuras de las jóvenes que sin duda se alimentan con el halago o la codicia, pero el entrecruce causa desaliento y la líbido se inhibe.
En un instante de ese caminar pude distinguir un rostro familiar. El de Ludin, un amigo antigüeño que ha iniciado sus estudios en una materia muy distante de mis inquietudes académicas. Nos saludamos con lo grato de la sorpresa y de inmediato aceptó la invitación para regresar juntos a nuestra misma ciudad de origen y residencia.
El trayecto fue denso, como el tráfico y como la amenaza de lluvia.