A diferencia del día de ayer, esta mañana salí muy temprano del dormitorio. Aparte de mirar al cielo para confirmar las previsiones metereológicas y asumir las condiciones del clima que habrían de marcar la nueva jornada, mis pasos se encaminaron al portón de calle adonde la ansiedad me lleva siempre para recoger los periódicos. Un vistazo a los titulares, la foto principal de portada y el peso de cada ejemplar. Cada uno de estos elementos subraya la rutina de los días, porque cada día tiene su previsible particularidad. Titulares... En la primera edición del año, el saldo trágico de las fiestas; los primeros asesinatos y demás hechos criminales; un vistazo a las celebraciones en las "principales" capitales del mundo; los hechos "más importantes" del año; el alza o baja de la economía en el país e internacionalmente; cifras, porcentajes y resultados estadísticos para "comprender" mejor cómo termina un año y cómo comienza el otro. Noticias y expectativas...
Esta vez han sido conmovedoras la matanza en la franja de Gaza y el incendio en la discoteca de Thailandia. La política se ha restringido a saber por dónde andan los funcionarios y qué ocurrencias han tenido para disfrutar las "mieles del poder"... Cautivan en cierta forma los vaivenes de las actrices de fama y las novedades de la moda con sus figuras y sus escenarios...
Resultan insufribles las ofertas de rebajas que hacen numerosos almacenes, impensables hace apenas dos semanas, así como el anuncio de próxima publicación de los horóscopos zodiacales.
Noticias y expectativas...
Sin duda vivimos entre el pasado y el futuro. El cúmulo de hechos y situaciones que van desbordándose en la memoria a cada instante configuran y dan contenido a mucho de lo que nos llega a través de los medios de "comunicación", a manera de reversa de la realidad, una manera de volvernos como noticia todo aquello que fue y quizá no habríamos sabido que fue sin la función de los medios. Cada vez resulta más abrumadora no sólo la cantidad de información que nos viene sobre incontables temas y de todas partes, sino nuestra limitada capacidad de asumir tal volumen de información. Creo que no puede servirnos de tanto todo cuanto nos fuera posible saber, a través de las noticias que se producen constantemente. Por lo mismo hay que agradecer el filtro que dichos medios nos garantizan para no enloquecer con todo lo que habría que "saber" en cuanto a los sucesos de la vida en el mundo.
Pero a lo mucho que ya ocurrió, parte de lo cual sin duda nos compete y por lo mismo conviene meditar, se suma todo lo que está por suceder. Oferta de servicios, programas institucionales, ciclos de estudio, planes de gobierno... Expectativas en las que ciframos el por qué y el para qué de un nuevo año, en nuestros roles familiares, de trabajo y de responsabilidades comunitarias.
Noticias y expectativas. Pasado y futuro. Y el presente... ¿Y el presente? Esa instancia en la que todo se suscita y lo que puede ser "es" y lo que no podía ser nunca fue...? El presente, con su vorágine y su desconcierto; el presente..., denso, inalcanzable, imprevisible, misterioso, indescriptible, sorprendente, motivador, trágico, placentero, en soledad, entre la multitud, angustiante, insoportable, seductor, inevitable, sutil, inaprensible, escabroso, confiable, doloroso, fugaz, fugaz, fugaz...
Hace poco estuve en una reunión casual con jóvenes sonrientes y desenfadados, de esos que uno o sabe qué hacen, de dónde vienen ni a dónde van, y les dije como saludo de despedida "Recuerden siempre que la juventud tarda pero pasa... Disfrútenla...". Sin poder agregarles que más temprano que tarde se darán cuenta de la imposibilidad de rehacer el camino o de corregir el rumbo, porque sólo la acción en la instancia del tiempo presente cuenta. Sólo así, mejor si la acción es consciente y por lo mismo deliberada, podemos resolver esa relación que trasvasa lo que es expectativa, posibilidad, aspiración, deseo..., para que forme parte de nuestra vida, de nuestro ser..., y que logramos contener porque siendo ya fue... Como los años de la niñez, de la adolescencia, de la juventud, que pasan sin sentir que pasan y al final sólo son memoria y añoranza...
Me encanta contemplar todo aquello que es expresión de vida nueva. Los rebrotes de las plantas, las flores en botón... Las mujeres en las primeras robusteces del embarazo... Especies del reino animal en su preñez o incubación... Porque creo en la vida y la vida es creación...
Memoria y porvenir... No hay más: el arte de vivir exige un aprendizaje constante que sólo acaba con la muerte. Las mejores erramientas: conciencia, sentido de la oportunidad, precaución, audacia, intensidad... De nuestro vocabulario hay que erradicar la palabra "arrepentimiento".
El mañana está muy próximo, pero muchos no amanecerán... Quedarán como parte del pasado. Apenas serán noticia. Y las expectativas seguirán siendo nuestras, hasta que un día, sin saber cómo, cuándo y dónde, alguien también se ocupará en registrarnos como parte del pasado.
Con este aliento de vida que se vuelve palabra, en esta hora serena que nos lleva al final del segundo día del nuevo año, confiamos en un nuevo amanecer. Para que así, ante el deslumbrante descorrer del día, podamos poner a prueba las posibilidades del futuro.
Hasta los indiferentes, hasta los deprimidos, hasta los incrédulos, hasta los iconoclastas, hasta los criminales, y hasta los que fuman tienen una nueva oportunidad.
viernes, 2 de enero de 2009
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